Ju...Jo...¿Cómo te llamabas?
Y es que pasa, señoras! Pasa sobre todo cuando estás en pleno goce de tu soltería. Y una que no es muy experta en las artes de salir con varios y no confundirlos a todos, debe aprender esta brillante lección dejada por aquellos "caballeros" que jugaron con nosotras y nos aplicaron esta forma básica de pendejada.
De hecho a todas nosotras no ha tocado un tipejo que nos ilusiona diciéndonos: Corazón, cariño, bebé, beba, pequeña, nena, mi amor, mi vida, mi cielo... mi... mi.... (aquí viene la lisura que siempre lanzo al aire cuando recuerdo estas situaciones).
Y es que luego de la lisurota, que se quedó flotando, una se pregunta: ¿Para qué hacer hígado cuando podemos sacarle el jugo a estas situaciones?
¿Ya se le prendió el foquito al diablito ese que está en tu hombro izquierdo (o era derecho)?
Sí, corazón. Esta vez nos toca a nosotras empezar a usar sus propias herramientas para arar esos campos. La siguiente vez no me confundo, no le digo "pásame aquello Fulanito", cuando en realidad era Menganito y me quedo sin soga ni cabra. La siguiente vez, todos y cada uno serán corazón, cariño, bebé, ricurita, papacito y el largo etc. que sigue a estos tontos, pero muy útiles sobrenombres.
Además, se siente lindo dando tanto cariño en estas dulces palabras (se entiende el sarcasmo, no?)
-Ya termino de escribir, corazón, dame un cinquito.
Bueno, me llaman, así que las dejo masticando esto, mis queridas. Un beso.