A ti, papi, con todo mi amor
8.45 am
Eran cerca a las 9 de la mañana. El doctor había pedido que la esposa y una persona más pasaran a verte. Mi mami y yo corrimos por los pasillos anhelando estar cerca tuyo, decirte un par de palabras, darte un beso y despedirnos. No queríamos molestarte, lo sabes.
El doctor nos detuvo cerca de la puerta de Cuidados Intensivos, decía tantas cosas confusas y que no venían al caso. Yo sólo quería verte, hablarte. De pronto escuché: paro cardiaco, paro respiratorio, habías muerto. Mi corazón se detuvo allí mismo, quizás junto al tuyo.
-Dios mío, no!!!
Las lágrimas salían de mis ojos, el dolor era intenso, demasiado grande para mi pecho. El doctor me pedía calma y yo sólo pude decirle: "¿Por qué no nos dejó verlo antes?". Pensaba que había sido una crueldad de su parte.
-Papito, ¿me perdonas?
Sé que las cosas no fueron fáciles entre nosotros, no en los últimos años, pero te juro que habíamos comprado los pasajes para ir a verte los primeros días de marzo. Quería decirte que no habían pendientes entre nosotros, que te perdonaba, pedirte perdón y manifestarte todo mi cariño; contarte las novedades, darte mil besos y abrazarte mucho. Sólo amor y luz entre nosotros.
Te vi salir por esa puerta. Estabas cubierto con sábanas blancas, te llevaban rápido y yo fui corriendo detrás tuyo. Pude ver tu carita, besar tu frente por última vez.
-Papito... papito, te amo!
Nuestra fe, papi, nos hace creer en una vida luego de esta. Una en la que todo es luz y amor, donde reina el perdón y la armonía. Sabía que donde quiera que estuvieras podrías escucharme decirte todo lo que sentía por ti y me abrazarías con fuerza. Quizás esa imagen es la que me permite llevar todo esto mucho más fácil, la que me da paz, porque tengo la convicción que descansas y no sufres más; porque creo que estás feliz y te sientes pleno.
No fue fácil enterrar tu cuerpo. Ya no lo veríamos más. Pero ¿sabes? Llevo tu imagen cada día y las cosas buenas que dejaste en mi. No tengo ya nada que reprocharte, todo fue un aprendizaje para mi y me hizo más grande y fuerte. Gracias, papito, por todo.
Los días van pasando.
Bea me dijo el otro día que el sábado antes de que te internaran le habías pedido que cuiden de mi, que soy tu huinsha. Te prometo que cuidaré de mi, de la familia y de nuestra unidad.
8.45am del 18 de febrero de 2011. Te fuiste en cuerpo, pero siempre estarás presente.
Te amé, te amo y te amaré por siempre, papito.