Se hace camino al andar
Cuando tropiezas con una piedra y caes el golpe puede ser muy doloroso, pero tras ello viene un aprendizaje muy interesante. Y si es la primera vez que te sucede puede ser que felicites cada paso, por muy pequeñito que este sea.
El hecho tan natural de optar por una vida sin dramas después de una caída violenta es algo que debe merecer un premio. El que decidas no volver a integrar personas que fueron nocivas a tu vida debe ser celebrado. El que no permitas interacciones o diálogos con personas que no aportan nada a tu vida y que, por el contrario, sólo destruyen a su alrededor merece más que una sonrisa de satisfacción.
He aprendido a andar por el camino de salud emocional y aunque me cueste dar pasos con estas piernas poco acostumbradas a este nuevo espacio, pondré toda mi dedicación a hacerme una gran maratonista de las relaciones sanas, de una inteligencia emocional positiva, de una vida feliz.
Y este camino empezó cuando me vi al espejo, tomé consciencia de mis actitudes y me di cuenta que soy merecedora de lo mejor. Así que aquí vamos, con todo el empuje del mundo y la sonrisa amplia en el alma. Caminen conmigo.